Jaime Velez Ramirez
Nationality: Colombia
Email: marjave88@gmail.com
Nationality: Colombia
Email: marjave88@gmail.com
Jaime Vélez Ramírez
Aparezco como ser viviente , al caer de la tarde del año 1936 en la segunda ciudad más importante de un país de América Latina.
En el año 1955 finalizo el bachillerato en la Universidad de Antioquia de la ciudad de Medellín y en 1961 recibo el grado de médico cirujano en la misma Universidad .
Después de trabajar un tiempo como médico general, viajo a Bélgica y me especializo en Geriatría en la Universidad Libre de Bruselas – Hospital Brugmann - ; me vinculo con la Federación Internacional de Asociaciones para la Vejez (F.I.A. P.A ) con sede en París y represento a la América Latina en el comité científico , durante varios años . Luego soy profesor de geriatría y gerontología en la facultad de medicina de la Universidad Pontificia Bolivariana y de geriatría en la facultad de medicina del C.E.S . , ambas de la ciudad de Medellín ; el ejercicio médico particular , lo ejerzo en la Clínica las Vegas de la misma ciudad.
Ahora estoy retirado de la profesión médica y dedicado a escribir ; son de mi autoría , dos libros de mi especialidad “ Saludable envejecer “ y otro para prevenir las enfermedades en la tercera edad , aún sin título . Como hacedor de poemas , tengo tres libros ,” Pensamientos, sueños y nostalgias “ –Poemas para meditar – que ya fue editado físicamente en papel y que también figura en internet ; un segundo libro, titulado , “ Mundo de los sueños poéticos “ –Otros poemas para meditar – y un tercer libro “ Los primeros poemas del último poeta sin tino “ donde figuran los poemas que hice en mis primeros años . Todas estas producciones, estoy en proceso de editarlas en Amazon , como E-book .
Por lo demás gasto mi tiempo dedicado a mi esposa Martha Ligia Londoño , a leer poesía , historia , literatura y astrofísica , mis gustos de toda la vida , mientras llega el momento de decir ADIÓS y retirarme a dormir eternamente.
LA PREGUNTA DE UNA NIÑA.
Dónde queda la muerte
preguntó la niña de ojos claros,
dónde queda la muerte
repetí yo acongojado.
La muerte, se me ocurre,
habitará en las estrellas,
en las aguas, en los montes,
en los hombres, en los prados.
Dónde queda la muerte
me repito acongojado;
que le podré explicar
a la niña de ojos claros.
Dónde queda la muerte?
talvez en los cementerios,
en el fondo de los mares,
talvez en mí, talvez aquí, talvez allá.
Nada podré decirle
porque mucho la he buscado,
en la noche y en el día
y el firmamento estrellado.
Jaime Vélez Ramírez.
Agosto 6 de 1975.
A MUCHOS NIÑOS LES PASA
A veces no hubo error, ni nada malo,
pero golpes y maltratos sí hubo;
siempre la rodilla hincada,
la mirada vacía y añoranzas en vano.
Tal la niñez de muchos niños,
de padres malos que no saben dar cariños
pero sí humillación y malos tratos;
y después se lamentan de los hijos ingratos.
Consejos y palabras amorosas no existieron,
nunca se recostó al niño contra el pecho
para decirle que era lindo, inteligente,
que lo querían más que a la demás gente.
Cuando ese niño sea viejo,
cuando tenga arrugas y cansancio en el alma,
al recordar en sus momentos de calma,
verá con dolor, lágrimas al mirarse al espejo.
Jaime Vélez Ramírez.
Mayo 25 de 2007.
CUMPLI SETENTA AÑOS
Lo que hice o no hice ya es pasado,
fue mi bagaje al terminar la vida,
si pude haber hecho más no me arrepiento,
desde el fondo de mi ser es lo que siento.
Amé a los míos con amor inmenso,
a la sociedad como médico-geriatra, entregué lo que sabía,
atendí enfermos, ayudé a los pobres
yo di de mí, lo que tenía.
En verso expresé angustias y temores,
a solas lloré y sentí decepciones,
me identifiqué con poetas y escritores
tuve días mejores, tuve sueños, tuve amores.
Amigos me quisieron, no sé cuanto,
personas no me amaron, las perdono,
las ingratitudes me dolieron;
es grave la traición porque hace daño.
Escribí poemas que salieron del alma
con llanto, con dolor, que mataron la calma;
escuché tantas veces concierto de Aranjuez
cuando el sol se escondía y la luna aparecía.
Tal vez no hice mucho, o casi nada;
pero era eso lo que yo podía,
escribí lo que en mi corazón había,
hubo pesares, lamentos y alguna alegría.
En la academia transmití el conocimiento;
la universidad, el libro, fueron razón de rebeldía
donde aprendí a no creer en tantas cosas
y así dar claridad y libertad al pensamiento.
Mis semejantes con hambre en la calle me marcaron,
sentí su frío, su enfermedad, su angustia,
hice mía su resignación y su sonrisa mustia,
hice mío el calor que no tuvieron.
Ahora renuevo el amor por mi familia,
los que están presentes y los que se han ido;
los que están aquí, aquí estoy con ellos,
a los muertos, pronto les diré que son muy bellos.
Jaime Vélez Ramírez.
Noviembre 19 de 2006.
AL MIRAR DESDE LO ALTO
Cuando se llega
al barrio alto y oscuro
de la tercera edad,
se ve lejos la planicie, lejos el ascenso
donde un día empezó el peregrinar.
La niñez sin el encanto de una voz amiga,
las madrugadas, el sueño y la fatiga,
la noción de las primeras letras,
fue el comienzo del duro batallar.
Llega la juventud y la esperanza,
nos vemos ambiciosos, triunfadores;
se hace un esfuerzo grande en la carrera
y llega la carrera, pero no la quimera.
La edad adulta y el trabajo
pocas satisfacciones nos depara;
de incomprensiones muchas, muchas,
llantos a veces, lágrimas en vano.
En la vejez la enfermedad encima,
ya sin deseos de nada en la existencia,
con angustias en el fondo del alma
y el dolor y amargura que dejó la experiencia.
Cuando al fin arribamos a la cima
y vemos de este lado la subida,
mejor es mirar a otro costado
y ver y disfrutar la otra vida.
Jaime Velez Ramírez
Julio 22 de2007
AU FIL DES ANS
À chaque gare de la vie
l’homme toujours attend,
mais, qu’est-ce qu’il attend ?
nous ne le savons pas.
Nous naissons sans permission
il n’y a aucune raison ;
et le contrat ? il n’existe pas,
alors qui a donné l’ordre d’être ?
Nous n’avons pas la liberté de le faire
la liberté de choisir
la liberté d’exister, de rire,
ouverts comme la forêt, comme l’air.
Nous voudrions à l’heure de mourir
sans crainte et sans rien, partir
avec les vents, les vagues et la mer
pour être heureux et pouvoir chanter enfin.
( 10 Mars 2002)
JE N’AI RIEN COMPRIS
Je suis atterré par le comportement humain
de toutes ces choses je ne comprends rien,
je ne sais pas ce que tout cela est devenu,
de tout cela je n’a rien compris.
Je pense, et les efforts et les fatigues,
où vont-ils , que sont-ils, ils sont jetés à la poubelle ?
les personnes que tu as aimées
ne sont pas avec toi ; et la tristesse est arrivée.
Un jour, tu ne seras plus ici,
et moi non plus, nous serons mieux, nous serons libres,
il n’y aura pas de mélancolie, ni de solitude,
l n’y aura plus d’ingratitude.
(Lundi 6 décembre 2004)
MI PAPA
Supe que después de muerto
andaba cultivando rosas,
sembrando flores y frondosas ceibas,
cabalgando en corceles aladinos,
jugando con estrellas y con niños.
Me contaron también
las cosas que habla con mi abuela,
que sus nietos crecieron,
que fue feliz con su esposa Fidelina,
y que formaron las inmensas raíces familiares.
Le habla de su hijo, el más viejo,
el que espera estar pronto en su presencia,
aquél que dejó cuando era joven,
está hoy encanecido y con sus hijos grandes
y ya cansado de vivir tan largo.
Le habla de los nietos todos,
ninguno todavía ha muerto;
unos solteros y otros con familia,
todos luchan por la vida misma
dispuestos a emprender el viaje.
Supe también que allá en el cielo
al viejo lo querían y Dios lo miraba complacido,
lo mimaban las nubes de arreboles,
le cantaban los pájaros que sueñan
y hubo alegría cuando llegó cargado de virtudes.
Jaime Vélez Ramírez.
Julio29 de 1992.
MAMA
Aprendí a escribir versos
porque tú me enseñaste,
aprendí a soñar despierto
como tú me dijiste.
Aprendí de música
a través de tu oído;
aprendí a contar estrellas
como tú las contabas.
Mamá, tú me hablaste de las caracolas,
los paisajes, los mares y los viajes,
las alegrías, las tristezas.
Mamá, tú abriste mi camino.
Jaime Vélez Ramírez.
Agosto 30 de 1994.
MI ESPOSA MARTHA LIGIA
Su cabello se confunde con la noche,
sus ojos se confunden con el día,
su voz una dulce melodía,
su paso al andar, su dulzura al mirar.
Su alma de niña,
su razón al pensar,
su inmensa ternura,
su calor para amar.
Es el cielo en la tierra,
es la lluvia en el mar,
es la luz en el alma
y el consuelo al llorar.
Jaime Vélez Ramírez.
Mayo 24 de 1988.