Fabiola Aranza Muñoz
Oriunda de Ciudad de México. Estudió Lengua y Literatura hispánicas.
Domadora de fieras, tiene uno que otro librito publicado así como alguno que otro premio inmerecido, ha sido invitada a Encuentros de Escritores regionales y nacionales por todos lados, publica en diversos Suplementos Culturales desde hace ya varios años, actualmente trabaja en contubernio con otros poetas, escritores y locos, para reunirlos a todos mensualmente en eventos literarios de calidad y en sus ratos libres escribe un poemario inédito llamado “Soy”.
Poemas sueltos
Subo a la montaña consciente de los hilos
que tienen que moverse,
busco el ojo de águila, el cedrón perdido,
la aurora boreal fragmentada en mil pedazos,
las piedras brillantes junto al río.
Busco las raíces de este cuerpo
bajo cualquier árbol,
en el sonido disperso de las calandrias,
el oso sigiloso que camina
a mi alrededor.
La cruz de plata detiene las balas,
los sonidos del fuego cruzado,
las miradas llenas de rencor;
mi pecho no es sino un campo floreado
lleno de capullos y raíces,
donde nadie entra,
donde solo estoy yo blandiendo piedras
hacia todos lados,
resguardando mi soledad, tu amor,
la vida misma.
Soy la que acecha, la que otea,
la que espera,
soy la mujer en celo
desarraigada, asediada, intocable,
soy la que viaja por una carretera interminable
ida y vuelta,
la que no llegó al mar nunca
y vuelve a lo alto de la cima
con los ojos cerrados.
Aguardo el mejor momento,
soy paciente,
llevo tatuado el olor de su cuerpo
porque así lo he consentido,
nunca fui oveja de ningún rebaño,
soy alfa solitaria desde todos los tiempos.
Jamás debe olvidarlo.
Soy de la montaña que me devuelve a ti,
a esta luz que me lo otorga todo
pero también soy tuya,
el odio de la gente no me alcanza
si tú estás conmigo,
si crees en mi naturaleza.
Loba alfa que retoza y aguza el oído,
Estoy en celo una vez más
Porque así me has concebido ante tus ojos,
Te he mordido y oteado
antes que nadie,
llevas el olor de mis deseos
a donde vayas.
-Ninguna otra puede soportarlo-
Mi silencio es mas grande que todo lo demás,
Las espadas crecen, lo he visto,
desafían al mundo, al vuelo del cóndor.
Hoy no me retes ni intentes mirarme
Cuando la lluvia caiga.
Búscame, apriétame con fuerza,
Desángrame,
Hazme saber que somos invencibles,
la tierra nos llama,
trascendemos juntos
tal como lo predijo ella,
ahí, camino arriba…