Arturo Prado Lima
LA GUERRA SE QUITA LASENAGUAS
Países y naciones venían
a suicidarse cada vez más al centro
del tiempo,
más cerca del corazón:
en aquellas naciones me recuerdo,
en sus sepelios al atardecer,
en el luto aun sin muerto
que llevábamos dentro.
Venían a dormir otras almas
en las horas altas de la noche,
cuando la guerra se desnudaba
entre sábanas y rubios lodazales,
venían a morderse el alma
y lamer sus despojos
de países prisioneros de si mismos.
Eso recuerdo, vida.
Y que la horca y la esperanza
cabían en el mismo candado.
Y que debajo de tu piel
el tiempo se conviertía en nostalgia.