Edwin Jorge Ulloa ArellanoEditor General de la revista La Otra, marzo de 2011 a la fecha. Editor General de la Agencia estatal de Noticias, ANDES, marzo de 2001 a la fecha. Director de Diario El Telégrafo, julio de 2010-enero 2011. Editor General de Diario Expreso 1996-2010. Profesor de Análisis de Prensa, Universidad Católica de Guayaquil, 2002-2005. Profesor de Psicología de la Comunicación, Universidad de Especialidades Espíritu Santo, 2005-2007. Profesor de Análisis de Prensa, Universidad de Especialidades Espíritu Santo, 2005-2007. Profesor de Socioeconomía ecuatoriana, Teoría Política e Historia del mundo moderno, Universidad de Especialidades Espíritu Santo, Guayaquil, 1994- 2004. Director de la Escuela de Psicología, Universidad de Babahoyo, 1982-1984. Profesor de Psicología General y Psicología Social, Universidad de Babahoyo, 1973-1984. Profesor de Psicología Social, Facultad de Medicina, Universidad de Guayaquil, 1973-1975.
Obra publicada:
Poesía:
La sombra de tu sonrisa, poesía, octubre, 2014, ELÁNGEL Editor, Colección Líneas.
Flores de papel, en edición.
Libros de cuento:
Polvo de Ángel, narrativa, Guayaquil, 2010.
Sobre un tumba una rumba, narrativa (Quito, 1992).
Yo tenía un vecindario de película mejicana, narrativa (Quito, 1981);
Estudios sobre Líderes de Opinión para ILDIS-CERG, 1999.
Consta en las antologías:
Nuevos cuentistas del Ecuador (Guayaquil, 1975);
Bajo la carpa (Guayaquil, 1981);
Área chica (Quito, 1982);
Así en la tierra como en los sueños (Quito, 1991);
Primera bienal del cuento ecuatoriano "Pablo Palacio" (Quito, 1991);
Cuarenta cuentos ecuatorianos (Guayaquil, 1997);
Antología básica del cuento ecuatoriano (Quito, 1998).
El arte de recaer
En los extremos de la batalla diaria,
atisbo de locura que filtra el sol…
descubrí los despojos de su memoria
caminando en sentido contrario
a mi manera de sentirla
cuando escuchábamos
cómo nos iba madurando
el rencor.
Después llegó el momento de seguir
con el peregrinaje hacia ningún lugar,
presintiendo coletazos
dibujados en las sombras proyectadas
por las ramas de las veraneras
azotadas por el viento,
mientras
empezaba el juego de adivinar
cuál sería el último trueno.
Cuando pudo me sacudió
de la cabeza a los pies
y pateó nuestros recuerdos
contra las cercas de las casas
dónde termina la calle Bálsamos,
antes de escapar entre los vehículos aparcados,
perseguida por los perros del vecindario
y expuesta a la burla
mientras alguien tocaba a sus espaldas
una vieja melodía
desde al solar en el que habitan los recuerdos
para distraerla
de su manía con la que se tortura,
enumerando nuestros imaginados vacíos
a la hora de conciliar deudas
y restaurar el halo de su cuerpo.
Parábola del insomnio
Antes de que floreciera el odio
mi casa estaba devastada:
libros a medio abrir
tazas de café sin lavar,
azúcar regada
para felicidad de las hormigas,
ausencia de horario y mujer
hijos que modifiquen los quehaceres
y perros a quienes sacar a pasear.
La consagración de la vigilia
se fue tejiendo
semana tras semana
con el hilo de la narración
y la capacidad
de dibujar una interminable ausencia
que reprodujera
lo que había quedado de mi vida
en el mal humor de mis amaneceres.
Y a pesar de que debo convivir
con la cordura,
aún me asalta la sombra
alargada por la luz de la Luna.
En adelante aseguraré los pasos
antes de seguir vagando,
eludiendo los agujeros
que se multiplican
y el barro mental
que me retiene
cundo quiero avanzar.
Todo empezó cuando
había que capturar vivo
al malvado,
pero cuando la sombra
se filtró en la casa
constató que ya no vivía allí.
El mismo espíritu volátil
había provocado la fuga,
cuando días antes
escuchó una plegaria en sus labios
pidiendo al Divino Niño
que escondiera sus pecados
bajo tierra,
en dirección a la Costa,
desde las grandes olas de Montañita
hasta la ruta secreta
de los Frailes.
Desdoblamientos urbanos
Cuando no se transparentaba
aún la lealtad
y nos encontrábamos
junto a la miseria humana,
sin dinero para liberar conciencias,
apareció el círculo perverso.
Vino por cansancio
y siempre pudieron administrar
la vida de otros
y ahorrar
para reinvertir en la muerte.
Por desgracia
se alzaron con la honra
y proclamaron que ya no obedecían
a los pobres de espíritu
y oprimidos de Puerto Lisa,
Mercado Sur,
borrachos de Pío Montúfar,
Guasmo Norte, Barrio Lindo,
Durán y otros lugares.
De ahora en adelante
pueden irse al carajo
alevosos como su caudillo,
buenos para agitar
a la gente que juró fidelidad
al hombre
hoy a punto de ser borrado
de la faz de la tierra
y reemplazado por una caricatura.
En el pacto
estaban representadas
las obligaciones mías,
detalladas
según el peso de los colores
y el tono crepuscular
de mi forma de ser.
Por ello pido
que hagan esfuerzos
para mejorar la prudencia
y los recursos histriónicos
de que disponen
y toda broma posible
asígnenla a los fracasos amorosos
de los pequeños amantes.
De esta advertencia
se percibirá una inmensa empatía
al interior del movimiento pélvico
atado a los quejidos
y odios seculares.
Adolescentes del barrio Orellana,
rizos oscuros,
bajas de estatura,
delgadas,
niñas de la Universidad Laica,
naturales de Esmeraldas,
voluminosas mujeres divorciadas,
viudas encanescientes,
dueñas del inefable gusto por la vida:
aprendan a tomarse un trago
sin armar relajo.
No olviden
que la incontinencia verbal
fija el status y
el pacto conyugal,
pues ocurre
que estoy comprometido
con los recuerdos,
según los entendidos,
los que financian esperanzas
y rediseñan conciencias
con infraestructura incluida
y capacitación para el cinismo,
además de la elaboración
de estrategias para el alma
e incorporación
al fantástico mundo cholo
de los nuevos ricos en la Garzota.