La otra voz tras la máscaraEl poema para leerse en un espejo es urdimbre de engaños y de secretos.
Entre un espacio y otro importa el medio, la voz que resuena en la piedra.
Imagen inversa que en la escritura devela el verbo de la fabulación:
La voz del presente, nuestra cara ignorada, es la otra voz
que tras la máscara de propia nos obliga y se desdobla.
Yo no soy quien soy, -de ordinario- el verso es la escritura:
No soy quien se oculta entre el cairel, entre los rasgos de la máscara.
Quien escribe engaña,
cuando se le mira el uno es la voz plural de quien habla.
Lo que se dice en lo externo aunque parezca ajeno es el trazo de lo interno:
Ni pasado ni presente: La fábulación de la máscara.
.
Yo soy en la escritura lo que la máscara restablezca. Es lo perdido:
El alma del arbusto, voz del animal que en madera conserva lo que acepta
Yo parto la cara del otro cuando escribo.
Gracia del engaño: Nada oculta cuando devela lo contrario,
nada descubre del rostro que llevamos de cotidiano.
Yo escribo
para que hechos inferiores traten de ponerse en fuga,
para extraer la voz de los que son lo que no somos:
Los otros que son y, uno a uno, nos pluralizamos.
La máscara en el músico de Saint-MerryLa noche es una canción que reposa la blancura en lo amargo del corazón,
una tonada conocida por nosotros sin ser cosa alguna de nosotros,
salvo por el mar azul de la depresión que se finge en las baladas de un mar
con castañuelas y manos huecas.
Si quieres, la canción de esta noche es lo más humano que no se quiere
por ese sabor a lodo mientras la nostalgia se muerde las patas.
Mala calle de nieblas y gorriones por la sangre tranquila en los fardos del alma
en contra parte al bostezo en los belfos de la respiración,
mala hora para abrir la almendra primera de abril cocinada en las hornillas de Pascua.
Con esta letra fría, perezoso su tañido, la noche intenta decir lo que no soy
en esta canción diluviada por las cuerdas azules donde las cosas son como son.
Agave
Hemos bebido el soma
Nos hemos tornado inmortales
[Extracts del Rig-Veda, según la traducción de L. Renou.
Jean Chevalier, Alain Gheerbrant: p.955]
Hemos bebido el duro corazón de lo azul, el reposado susurro del agave.
Porque todo es quitarse el rostro por el otro rostro, macerina que de borrachos sudamos
por nuestros perros interiores, por nuestras pellejas sedientas e inferiores.
Porque todo es quitarse la pelleja, nos han de cribar la luz drupa de la almendra:
Hemos bebido el duro corazón de lo azul: frente al espejo, mostos por otras corduras.
Hemos hallado a los dioses lisonjeros en la bebida que no beben las bestias,
la que ha fermentado el diablo solamente para nuestros labios de borracho,
agua de los nombres en esta agua innombrable;
licor, cara del envés en el revés de los discursos.
Miren que nos dispersamos, que la ha inflamado el fuego en el grial de las fricciones:
Qué pila de escupitajos donde arriesgamos la suerte y la plegaria.
Qué criba de fermentaciones donde la mirada del perro es humo de nuestros inciensos.
Bebido el corazón de lo azul, iluminémonos que la memoria nos arde en la boca.
[Corazón de sol azul] haznos más afortunados.
Mientras brindemos cautivos por lo vivo, angustiados por el frío hocico de los desvaríos,
múdanos al jardín cercano de nuestro cuerpo,
al verbo único del agua que nos hace más humanos:
Agua del cuerpo fuera de los cuerpos,
has penetrado nuestras almas inmortales en el muladar de los mortales.
Corazón de jade azul y sangre, te aclamamos
el otro orden de la borrachera, en ti que se fermenta la arcaica memoria de las centellas.
Te aclamamos la labor verdadera de la fe,
corazón azul del agave, a ti que eres preferido por la mano del orfebre,
mano que escribe las quemaduras del agua sobre las huellas liras de los albatros:
Derrámate, agua de la que no sé nada sino por mi sed de noche, de humo y de arcilla.
Mosto en ti y sobre todo alrededor de ti, fluye que fluyes transcurriéndote en el mundo,
en la calle ancha de mi claustro, que de alamedas me duermo solo y en piernas,
por una mar única, el semen que se me excita en las albas de la reseca.
Derrámate con tu savia de jade azul, que con tus carnes de ramillete los grandes dioses
duales nos develan el botín y la gloria en cada borrachera.
biografia:
Miguel ReinosoNace en Guadalajara, el 8 de abril de 1957. Recibió los Premios Nacionales de Literatura Alí Chumacero [1998] por el libro Telubrio y el Premio de Poesía Tijuana [2002] por El hombre de los faros. Fue becario del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes [CECA] por el libro La historia verídica de tu cuerpo [2007. Es egresado de la Maestría en Literaturas del Siglo XX por la Universidad de Guadalajara [2006]. Ha participado en múltiples lecturas locales y nacionales, en éstas ha montado en varias ocasiones el performance 'Tequila Scratch Blues' acompañado de amigos y músicos. Ha colaborado en revistas especializadas, como Juglares y Alarifes, La esfinge de la voz, La Manzana, La Rueda, Prisma Volante, Papalotzi, Atemporia. Fue entrevistado en dos veces para la televisión local: en La Brújula, del canal 4, se transmitió un video del poemario Tequila Scratch blues, y en Entrelíneas, del canal 7, una semblanza de su vida y obra. Está antologado en Poesía viva de Jalisco, editada por CONACULTA; en el colectivo 22 abril/ Estela contra el olvido; en A mí bautizaron con un trago de tequila, en Mujer rota, y en 101 poetas, 101 pintores. Y se le ha publicado en diversos portales cibernéticos como 'Al margen'.
miguelreynoso57@hotmail.com